XXXIV Carrera Popular de San Juan

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Felicidades a todos los corredor@s que sobrevivieron a esta carrera, no porque fuera dura en cuanto a recorrido se refiere, sino por el calor, el gran protagonista del día. Los atrapasueños estuvieron a la altura de las circunstancias, como siempre, y salieron a romper y lo hicieron (Ja, Ja, Ja). Cuatro de sus miembros se vistieron a la usanza de este tipo de eventos y se dispusieron con buen ánimo, más bien cachondeo, ante unas temperaturas que a las ocho de la mañana ya eran amenazantes. El más listo de todos fue Chico, que ni se puso las zapatillas, directamente dijo que corriera Rita, nos hizo una foto y nos observó con cierto escepticismo cómo calentábamos. No estaba dispuesto a sufrir más de lo normal y menos siendo la última carrera de nuestra temporada. Al menos el año pasado acabamos con ella. El dios del trueno estaba matado pero tenía ganas de tentar la suerte; con los bemoles que le son propios, se presentó a la carrera casi sin dormir y sin haber entrenado desde la Liberty: toda una proeza (los atrapasueños somos así). Tras un leve trote por las pistas del polideportivo de Leganés salimos a la calle y allí la megafonía mencionó a los clubs de atletismo participantes y entre ellos a nosotros. Ni que decir tiene que la adrenalina nos subió como si nos hubiéramos tomado un chupito de ron Legendario, casi hubiera sido lo más sensato de hacer, sobre todo si le añadíamos hielo, en vez de salir a correr. Cuando faltaban cinco minutos para la salida Hombre se lesionó, ya se venía quejando una semana antes, con lo que el equipo quedó diezmado. Naturalmente Tortuga estaba por allí esprintando enloquecido dispuesto a batir su record personal, es así de chulito el muchacho. El dios del trueno le miraba con cierta aprensión. No habíamos empezado el recorrido y ya estábamos empapados de sudor.

Lo que vino después fue un suplicio. El dios del trueno se retiró en el kilómetro tres con dolor proveniente de una vieja lesión. Tortuga siguió y no se sintió mal hasta el kilómetro 6, cuando el resto del circuito era llano. Llevaba un tiempo más que bueno pero ocurrió el desastre, sin comerlo ni beberlo sintió como su cuerpo cargaba con una pesada mochila hecha de brasas ardiendo: un calor sofocante que impedía respirar. Los dos últimos kilómetros fueron una tortura física e incluso llegó a pensar en pararse, como hicieron otros muchos corredores, pero aguantó hasta el final, haciendo el peor tiempo de la temporada. Conclusión: mejor no hacer planes, total casi nunca se cumplen.
En fin, la temporada se acaba con un mal sabor de boca. Hubiéramos preferido que terminara de otra manera pero no pudo ser. Qué le vamos a hacer, en septiembre empezaremos de nuevo a ver qué pasa.

El llanero solitario

Clasificación XXXIV Carrera Popular de San Juan